viernes, 18 de octubre de 2013

El mundo actual...

El mundo actual se encuentra situado en una mal llamada Cultura del Individualismo, tal como lo podemos constatar por la casi total degeneración de las antiguas costumbres de contar y escuchar historias en colectividad. Vale decir que antaño esto despertaba el interés grupal por conservar vivas las tradiciones y los conocimientos que se generaban al interior de una cultura en particular. Hoy, los contadores de historias parecen ser una raza en peligro de extinción. Sin embargo, no es este el único ejemplo del que se pueda hacer mención. En este sentido, también podríamos recordar la reciente desaparición del Tequio y del Trueque dentro de las sociedades modernas; dos términos que encierran una profunda sensibilidad social, pero desafortunadamente, ya no están de moda. Por otro lado, los avances recientes de la tecnología contribuyen a incrementar el monstruo que nosotros denominamos la cultura individual. Es decir, al transcurrir el tiempo caímos en un vertiginoso retroceso, y de la cultura colectiva se pasó a una cultura del individualismo. En la actualidad, es asombroso ver que los individuos se sientan mejor “viviendo en su propio mundo”, que haciendo una vida social, que pudiera redundar en un amplio beneficio para poner las bases de un verdadero Bien Común. Pero la pérdida de la conciencia cultural no sólo depende de una prolongada o exagerada cultura del individualismo. Hay que reconocer también que los actuales problemas de la política mexicana ponen en alto riesgo la conciencia del bienestar y la unidad nacional. En este sentido, hay que aclarar que por ningún motivo condeno a la política, mucho menos a los políticos. No obstante, mi convicción por instaurar una nación basada en los principios de tolerancia, igualdad, humanismo y fraternidad me hace llegar a la siguiente conclusión; el discurso de la política actual parece contribuir en mayor medida a la desintegración nacional. Esto es, el individuo se aleja del individuo debido a una politización que trae consigo el ímpetu de la disgregación social. Sin embargo, el intento por reinterpretar y revalorar al hombre y a la sociedad no se limita a cruzarnos de brazos y a tomar la actitud del espectador, acostumbrado a convertirse en el testigo de la derrota y el derrumbe cultural. Al contrario, es necesario despertar en nosotros la actitud de los transformadores sociales, que ofrendan su vida en aras de un mundo diferente en muchos sentidos. Despertar la conciencia es retomar fuerzas para enfrentar con tesón la problemática actual que impera en varios sectores del país; es hora de convertirnos en visionarios sociales para contribuir con nuestras propuestas a un cambio en lo concerniente a la cultura del individualismo. Con la esperanza de constituir un dique ante la prevalencia de una sociedad Light y una Cultura Individualista que sirva como punto de encuentro entre las diversas formas de hacer y vivir el Humanismo, pero, sobre todo, para que los individuos puedan acceder a su plena realización, me he propuesto la fundación del Movimiento de Acción Social Humanista, […]. Además, veo conveniente iniciar la difusión de la Conciencia Humanista y del Humanismo Experimental en todos los rincones del país para contribuir a la llegada del tan anhelado Bien Común. Por lo tanto, una de nuestras grandes aspiraciones es poder difundir y establecer la Conciencia Humanista en una sociedad que ha perdido la conciencia por la colectividad y que navega en un mundo en decadencia. Esto es en el máximo sentido de la palabra el Humanismo Experimental. Ojalá que nuestra contribución a la sociedad pueda ser de mucha utilidad, principalmente en todos los sectores donde se adopte esta filosofía del siglo veintiuno.
ATENTAMENTE:

"El hombre es el progreso del hombre"

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