viernes, 18 de octubre de 2013

La disgregación social

En el siglo veintiuno, caracterizado por el crecimiento vertiginoso de las grandes tecnologías, podemos constatar la presencia de un fenómeno amenazador; el fenómeno de la desintegración social. Sin embargo, vale mencionar que este fenómeno no es generado por una sola causa, por lo menos, nosotros consideramos que su aparición es pluricausal. Por lo tanto, es una injusticia el querer atribuir a un solo factor el surgimiento de este fenómeno, como también es una injusticia el pretender hacer caso omiso de ese malestar. De hecho, podemos decir que ni la tecnología, ni la política, ni las distintas denominaciones religiosas… pueden ser acusadas de contribuir al surgimiento de este fenómeno depredador en absoluto. Claro que en cierto sentido, y para no resultar ingenuos ante la sociedad, sí son culpables de lo que pasa en nuestro acontecer cotidiano, en mayor o en menor medida. Aunque no son responsables en su totalidad, sí lo son en circunstancias particulares. Como ejemplo podemos citar lo siguiente; los avances tecnológicos, aunque no es regla general, contribuyen a forjar la cultura del individualismo, la política mal entendida aumenta la disgregación, y algunas denominaciones religiosas tienden a crear fanatismo y confusión en muchos ambientes de la sociedad. Tenemos, entonces, que la sociedad del siglo veintiuno está asediada por todos lados; a nivel político, tecnológico y religioso. Claro que en los siglos pasados también han existido los mismos peligros, (luchas de clases y guerras religiosas, por ejemplo) pero hay que considerar que en nuestro siglo las consecuencias pueden ser aún mayores que en el pasado, puesto que hoy también la innovación tecnológica amenaza con incrementar y difundir la actual cultura del individualismo, y de hecho, ya lo está haciendo en ciertos sectores sociales. Sin embargo, si adoptamos la doctrina del Bien Común y el Humanismo Experimental como dos necesidades del hombre de hoy, estas pueden aportar nuevas herramientas de integración nacional y pueden detener en gran medida la cultura de la desintegración social con métodos aplicables y concretos. Curiosamente, antes nos quejábamos porque en ciertos estratos sociales abundaba la desintegración familiar, pero hoy, la división ha atacado también muchos aspectos de la sociedad. Sin embargo, a nuestro juicio es un error hacer caso omiso.
Tomado del libro: Conciencia Humanista
Autor: Gustavo Jiménez
Editorial Hominis

El mundo actual...

El mundo actual se encuentra situado en una mal llamada Cultura del Individualismo, tal como lo podemos constatar por la casi total degeneración de las antiguas costumbres de contar y escuchar historias en colectividad. Vale decir que antaño esto despertaba el interés grupal por conservar vivas las tradiciones y los conocimientos que se generaban al interior de una cultura en particular. Hoy, los contadores de historias parecen ser una raza en peligro de extinción. Sin embargo, no es este el único ejemplo del que se pueda hacer mención. En este sentido, también podríamos recordar la reciente desaparición del Tequio y del Trueque dentro de las sociedades modernas; dos términos que encierran una profunda sensibilidad social, pero desafortunadamente, ya no están de moda. Por otro lado, los avances recientes de la tecnología contribuyen a incrementar el monstruo que nosotros denominamos la cultura individual. Es decir, al transcurrir el tiempo caímos en un vertiginoso retroceso, y de la cultura colectiva se pasó a una cultura del individualismo. En la actualidad, es asombroso ver que los individuos se sientan mejor “viviendo en su propio mundo”, que haciendo una vida social, que pudiera redundar en un amplio beneficio para poner las bases de un verdadero Bien Común. Pero la pérdida de la conciencia cultural no sólo depende de una prolongada o exagerada cultura del individualismo. Hay que reconocer también que los actuales problemas de la política mexicana ponen en alto riesgo la conciencia del bienestar y la unidad nacional. En este sentido, hay que aclarar que por ningún motivo condeno a la política, mucho menos a los políticos. No obstante, mi convicción por instaurar una nación basada en los principios de tolerancia, igualdad, humanismo y fraternidad me hace llegar a la siguiente conclusión; el discurso de la política actual parece contribuir en mayor medida a la desintegración nacional. Esto es, el individuo se aleja del individuo debido a una politización que trae consigo el ímpetu de la disgregación social. Sin embargo, el intento por reinterpretar y revalorar al hombre y a la sociedad no se limita a cruzarnos de brazos y a tomar la actitud del espectador, acostumbrado a convertirse en el testigo de la derrota y el derrumbe cultural. Al contrario, es necesario despertar en nosotros la actitud de los transformadores sociales, que ofrendan su vida en aras de un mundo diferente en muchos sentidos. Despertar la conciencia es retomar fuerzas para enfrentar con tesón la problemática actual que impera en varios sectores del país; es hora de convertirnos en visionarios sociales para contribuir con nuestras propuestas a un cambio en lo concerniente a la cultura del individualismo. Con la esperanza de constituir un dique ante la prevalencia de una sociedad Light y una Cultura Individualista que sirva como punto de encuentro entre las diversas formas de hacer y vivir el Humanismo, pero, sobre todo, para que los individuos puedan acceder a su plena realización, me he propuesto la fundación del Movimiento de Acción Social Humanista, […]. Además, veo conveniente iniciar la difusión de la Conciencia Humanista y del Humanismo Experimental en todos los rincones del país para contribuir a la llegada del tan anhelado Bien Común. Por lo tanto, una de nuestras grandes aspiraciones es poder difundir y establecer la Conciencia Humanista en una sociedad que ha perdido la conciencia por la colectividad y que navega en un mundo en decadencia. Esto es en el máximo sentido de la palabra el Humanismo Experimental. Ojalá que nuestra contribución a la sociedad pueda ser de mucha utilidad, principalmente en todos los sectores donde se adopte esta filosofía del siglo veintiuno.
ATENTAMENTE:

"El hombre es el progreso del hombre"

Evolución y Retroceso



Pero sin alejarnos mucho del tema que nos ocupa, podemos decir que desafortunadamente los casos en los que se hacía colectividad en épocas pasadas, van perdiendo vigencia en nuestra “adelantada sociedad”. Además, resulta curioso que en esta época de mayor desenvolvimiento tecnológico e intelectual sea el pasado quien deba darnos lecciones de vida social en lo concerniente a entender y hacer presente el progreso de la colectividad. ¿No, acaso afirman sociólogos y científicos que el mundo de hoy y el ser humano están en continua evolución? Sí así están las cosas, entonces ¿en dónde está el beneficio que la ciencia y la tecnología están trayendo al hombre y a la sociedad? Ahora bien, ¿qué sentido tiene ascender por un lado y, al mismo tiempo descender por el otro? Por el lado de la ciencia y la tecnología tenemos una sociedad adelantada que se señorea sobre un baluarte científico-intelectual, y por el lado de la cultura, la moral y el Humanismo, tenemos una sociedad que agoniza en la antesala de la involución. No cabe la menor duda que nuestra sociedad, tal como la tenemos en la actualidad, está en un continuo retroceso cultural, y eso es un hecho evidente. Pero las mentes de los brillantes intelectuales, de los políticos y de los falsos líderes sociales siguen divagando intensamente en las nubes. Y pensar que desde arriba todo se ve en buen estado, y al mismo tiempo, sin un mínimo de preocupación por el rezago en que se encuentra la mayoría de los individuos. En cambio, sociológicamente hablando, abajo está el mudo real... el mundo del hombre concreto. Precisamente aquí estriba la urgente necesidad de unir ambas perspectivas, el desarrollo tecnológico-intelectual con el desarrollo humanista y socio-cultural del país. De otra manera, en un tiempo no muy lejano en todos los órdenes sociales se estará hablando de la irrupción del hombre tecnificado, y de una sociedad sin otro progreso más que el tecnológico. Que quede claro que no nos oponemos al progreso que desde tiempo inmemorial está teniendo la humanidad en todos los ámbitos, sino al olvido y a la denigración del ser que se está generando por parte del incontrolado desarrollo tecnológico de la era moderna. Nosotros pensamos que el progreso tecnológico debería abrir la oportunidad al progreso y al desarrollo social. Por otro lado, nuestro afán por rescatar la unidad nacional nos lleva a enfatizar que bajo ninguna circunstancia podemos permitir que ciertos hombres se estén imponiendo como vacas sagradas del país bajo el pretexto de estar luchando por el bien de la sociedad desde una perspectiva totalmente depredadora. Las actitudes nacionales en torno a esta mentalidad difieren cualitativamente de las grandes ideas que han transformado al mundo de hace trescientos o cuatrocientos años pues, según mi opinión nada dogmática, para transformar la conciencia nacional se debe estar exento de toda tendencia a crear individualismos que puedan poner en tela de juicio la idea del humanista moderno. En caso contrario, sólo estaríamos atacando un sector para favorecer a otro. ¿Qué sucedió en el pasado respecto a la forma de entender nuestra conciencia por la colectividad? ¿Podemos hablar en el siglo veintiuno de una Transición Cultural? Esto quiere decir que el problema que ha generado la Cultura del Individualismo no es de menor importancia como algunos pudieran verlo. Se trata, en realidad, de una forma de vida del hombre moderno, pero sobre todo, se trata de un asunto que nos concierne a todos; líderes sociales, hombre común y sociedad en general.
Tomado del libro: Conciencia Humanista
Autor: Gustavo Jiménez.
Editorial Hominis

El hombre es el progreso del hombre

Cuando en la filosofía del Humanismo hablamos de qué es el Hombre, ¿a qué nos referimos? ¿A una entidad espiritual (abstracta) condenada a vivir en el mundo de lo estático o a un ser que piensa, sufre, siente y se mueve en un mundo controversial? ¿Cuál ha sido el posible error de las doctrinas filosóficas del pasado en lo referente al concepto del hombre? En verdad, hemos dedicado más tiempo y esfuerzo a tratar de definir al hombre y a elaborar sistemas filosóficos, religiosos y políticos entorno a él pero pocas veces nos hemos detenido para orientar nuestros esfuerzos a tratar de transformar la vida de los hombres y hacerles más favorable la existencia. Este capítulo no pretende dar una respuesta definitiva y contundente al problema qué es el hombre, pero establece y cuestiona los conceptos del pasado, y además, presenta en forma detallada la manera de entender al hombre dentro del Humanismo Experimental. Un problema, dos soluciones Por regla general, los individuos nacemos dentro de una sociedad establecida con normas y costumbres, pudientes y marginados, cultos e incultos, caciques y vasallos, etc., lo que significa que desde nuestro nacimiento somos y existimos para la colectividad en toda su plenitud. Sin embargo, algunos dirán que propiamente es a la antropología o a la sociología a quienes compete considerar lo que en este capítulo vamos a cuestionar, ya que por su naturaleza, son la ciencia del hombre… de los hombres y de la sociedad. Y de hecho, nosotros no estamos en contra de esas disciplinas, pero no por ello vamos a actuar como si de veras el problema no fuera de nuestra competencia en el campo del Humanismo. Ahora bien, puesto que somos un producto de la sociedad, nada de aquélla nos es ajena. No obstante, parece que en nuestros tiempos existen dos maneras de acercarse al estudio y a la interpretación del hombre; desde el punto de vista del científico (el sociólogo o el antropólogo) y desde el punto de vista del hombre ordinario (el hombre común). El científico se acerca mediante un método bien definido y con una línea argumental específica para, posteriormente, devenir la investigación en una teoría social que muchas veces es lanzada al basurero de la sociedad, no porque sea inútil, sino porque las experiencias pasadas confirman que las teorías no siempre llegan a su realización definitiva, tal como las pretendió su progenitor. El hombre ordinario, en cambio, es más experimental que científico. Habla e interpreta desde su propia experiencia, desde su idiosincrasia, a la usanza tradicional de juzgar lo que se ve. Con esto no queremos quitar al científico social su naturaleza, mucho menos su intelectualidad en el campo de la interpretación. En todo caso, en este siglo de la evolución social es urgente encontrar el justo equilibrio entre el método científico y el experimental al acercarse al estudio y a la comprensión del individuo en su sociedad. En verdad, aunque ambas interpretaciones difieren cualitativamente, hay que reconocer que son el producto de la subjetividad, puesto que la sistematización de un método de investigación no indica que sea menos subjetivo que uno no sistematizado.
Tomado del libro: Conciencia humanista
Autor: Gustavo Jiménez.
Editorial Hominis

domingo, 13 de octubre de 2013

La transformación del hombre...

La transformación del hombre por el hombre debe representar una tarea fundamental para el mundo de hoy, y para los hombres de todos los tiempos, no obstante los obstáculos que puedan presentar las grandes ideologías que atentan contra el progreso, la unidad y la dignidad del acontecer social. Por otro lado, las tantas controversias por las que atraviesa nuestra sociedad actual ponen de manifiesto la urgente necesidad de volver la mirada hacia el hombre concreto para transformarlo, no en el depredador de su mismo entorno, sino en verdadero humanista para el siglo veintiuno. Sin embargo, hay que destacar que vivimos en una sociedad acostumbrada a pensar en términos negativos en cuanto al progreso del hombre y de la humanidad se refiere. Además, parece que para ciertos espíritus destacados del país hablar hoy de un nuevo Humanismo supone retroceder en la historia. Ellos no quieren reconocer que el Humanismo se convierte en una necesidad para la sociedad contemporánea, y en especial, para el hombre concreto. Cabe señalar que tener por emblema la Conciencia Humanista atenta contra los intereses particulares de pseudos líderes dedicados a mantener la conciencia colectiva en un estado de ensoñación permanente, puesto que cuando la sociedad despierta ya nada ni nadie la puede detener en su ardua lucha por alcanzar la liberación y el progreso colectivos. Hago notar que por lo general, un pseudo líder carece de un sano y verdadero compromiso con la sociedad, de lealtad a los intereses que atañen a la colectividad y de visión de progreso. Y las consecuencias ya las conocemos; una catástrofe cultural, política y social que se está imponiendo en ciudades y pueblos de nuestra República Mexicana, a pasos agigantados. Por ello sostengo que cualquiera que se pronuncie a favor de la doctrina del Bien Común, así como también tenga la sana convicción de defenderla, debe contar con una auténtica formación humanista, y por lo tanto, conocer, entender y vivir el Humanismo. Es así como lograremos redescubrir al hombre concreto en toda la extensión de la palabra para conducirlo hacia la meta suprema de la existencia; la felicidad consiente, tanto en su individualidad como en su colectividad. Con este fin hemos dado inicio al Movimiento de Acción Social Humanista cuyo propósito consiste en hacer del Humanismo Experimental una forma de vida, así también, proponerlo como una postura intelectual. Nosotros creemos que en los siglos venideros el Humanismo habrá de imponerse como una de las mejores vías para reconquistar aquél hálito de fraternidad mundial que la actual cultura del individualismo nos está arrebatando, si no en su totalidad, sí a una escala considerable. Teniendo en cuenta nuestra filosofía de inspiración “el hombre es el progreso del hombre”, reconocemos que tenemos un compromiso con toda la sociedad, y de manera especial con el hombre concreto. De hecho, el Humanismo que este Movimiento propone debe ser práctico en esencia, a diferencia de los humanismos del pasado que han divagado en puras teorías hasta quedar confinados en ese peligroso nivel. Por eso estamos invitando a personas de todas las categorías sociales (políticos, académicos, religiosos, intelectuales, estudiantes de todos los niveles, obreros, amas de casa y público en general) para que se unan a este Movimiento, traten de entenderlo y puedan aplicarlo en su vida cotidiana.

ATENTAMENTE

"El hombre es el progreso del hombre"

¿Qué es ser Humanista?


Como ya he explicado en otras ocasiones, antaño ser humanista representaba un privilegio reservado, quizás a los intelectuales o para los diversos exponentes del arte y la cultura en todas sus manifestaciones. Nosotros proponemos un Humanismo para todos, por lo que estamos destronando la idea de ser un privilegio. De hecho, el siglo veintiuno debe caracterizarse por la demanda incesante de contar con humanistas comprometidos con los problemas concretos, y no solo con los asuntos intelectuales de dicha doctrina. En resumen, podemos decir que ser humanista debe representar un patrimonio para todos pero también una enorme responsabilidad. Ahora bien, ¿qué es ser Humanista? Veamos.
1. Es defender, proclamar, elevar y revalorar la dignidad del hombre sobre la tierra, y ver su deseo de felicidad como la meta suprema de la existencia.
2. Es tener al hombre como origen y fin del progreso social e individual. Aquí está contenida nuestra filosofía; “El Hombre es el progreso del hombre”.
3. Es defender y respetar la diversidad cultural como patrimonio y fuente de unidad entre los seres humanos.
4. Es mirar al mundo como el espacio supremo para la realización de la raza humana, y como el lugar adecuado para generar la convivencia con la naturaleza.
5. Es tener una actitud de sensibilidad, de respeto y de transformación social. Al mismo tiempo, es luchar contra la violencia y la injusticia social en todas sus manifestaciones.
6. Es apelar por la transformación del hombre por el hombre. En otras palabras, es volver la mirada hacia el hombre concreto.
7. Es vivir el Humanismo Experimental como una actitud ante la vida, y no solamente como una postura intelectual.
8. Es saber encontrar el justo equilibrio entre el individualismo y la colectividad. Entender esto es entender la esencia misma del Humanismo Experimental.
9. Es ver los avances científicos y tecnológicos como algo favorable para la raza humana, siempre y cuando aquéllos avances contribuyan al progreso universal, y no a la destrucción del hombre.
10. Es, en último término, tener como meta suprema luchar con todos los medios por generar el Bien Común dentro de las sociedades actuales. De esta manera la Buena Sociedad será una realidad.
 
 
 
ATENTAMENTE:
 
"El hombre es el progreso del hombre"
 
 
 
Este texto es propiedad del Movimiento de Acción Social Humanista S. C

El Proyecto Humanista

El Movimiento de Acción Social Humanista S. C., tiene como aspiración fundamental difundir hasta donde sea posible y con métodos bien definidos la doctrina del Humanismo Experimental, que representa una filosofía basada en el hombre concreto, y busca elevarlo a la meta suprema de la existencia, es decir, a su plenitud y realización. De aquí la postura esencial que lo caracteriza: “El Hombre es el progreso del hombre”. El Proyecto Humanista consiste en:

1.- Crear y/o despertar una Conciencia Humanista
2.- Establecer el Humanismo Experimental como una Postura Intelectual
3.- Establecer el Humanismo Experimental como una Forma de Vida

Si estás interesado en conocer más sobre el Humanismo Experimental, ponte en contacto con nosotros por este medio o escríbenos a humanismo_experimental@hotmail.com y pronto nos comunicaremos contigo.

¿Qué es el Humanismo Experimental?

Para nosotros representa una filosofía basada en la revaloración y exaltación del hombre concreto sobre la tierra. Además, busca elevarlo a la meta suprema de la existencia humana, es decir, a su plenitud y realización. A diferencia de los humanismos del pasado que solo se dedicaron a analizar y desarrollar una reflexión filosófica que únicamente tuvo en cuenta al hombre abstracto, el Humanismo Experimental muestra predilección y preocupación especial por el hombre de carne y hueso. De hecho, la postura que lo caracteriza establece que el Hombre es el progreso del hombre.

Extraído del libro: El Humanismo Experimental en preguntas y respuestas.
Autor: Gustavo Jiménez
            Editorial Hominis

Quiénes somos

Somos una Institución dispuesta a transformar y hacer más favorable el presente y el futuro del hombre concreto en la sociedad. Miramos con optimismo la realidad social, pero al mismo tiempo, estamos conscientes que aún faltan muchas cosas por hacer para formar una sociedad unida, madura y eficaz, cuyos miembros estén impregnados de una Cultura Humanista, acorde a las necesidades de su tiempo y distinto de lo que antaño se ha venido proponiendo como norma de vida. Valores como la religión, la cultura, el Humanismo, la educación, la política, etc., se han transformado, en nuestros días, en temas que sólo competen a un círculo limitado de especialistas y no al público en general. Esto prueba que hemos hecho de la cultura un cúmulo de ideas abandonadas a un mundo en retroceso, y del Humanismo una teoría y no un hecho. Sin embargo, la esperanza de renovar y reinterpretar al hombre, a la cultura y a la sociedad no ha quedado atrás. Para terminar con ciertos malestares que atentan contra la cultura y la sociedad, nosotros estamos proponiendo el Movimiento de Acción Social Humanista S. C., y creemos que fungirá como un aliciente de reintegración para los sectores en donde sea aceptado, ya que uno de sus objetivos específicos consiste en purificar y elevar a la cultura y al Humanismo a un rango superior para que mediante su correcta aplicación, la sociedad pueda retornar a su estado de fraternidad, es decir, mediante la Cultura Humanista podamos lograr juntos el Bien Común. Recordemos que el espíritu cultural trae como consecuencia un espíritu humanista.