Como
hemos visto, los Humanismos del pasado dedicaron más tiempo a tratar de
entender el papel del hombre en el universo, por lo que algunos optaron por
escribir excelentes y extensas obras literarias para plasmar el amor humano y
la sensibilidad de éste. Otros más, dedicaron energías a rescatar el
conocimiento clásico, representado por el mundo griego, para hacerlo presente
en su sociedad. Y a esto le llamaron Humanismo.
Claro
que todo esto, al final de cuentas es meritorio desde el punto de vista que se
quiera ver. Sin embargo, pocas veces resultaron ser prácticos, y al parecer, se
alejaron del hombre concreto al preocuparse más por la elaboración de
reflexiones y teorías abstractas en torno a él. Eso provocó que aquéllos
humanismos se quedaran confinados en un constante abstraccionismo sobre el
hombre y su papel en el universo, y así, el hombre mismo se olvidó del hombre.
¡Qué paradoja!
En estas
circunstancias surge la necesidad de traer a colación nuevamente el Humanismo y
establecerlo como una forma de vida, pero sin quitarle por ello su aspecto
intelectual. Es evidente que nosotros creemos y sostenemos que la sociedad, no
sólo la actual, sino la de todos los tiempos, necesita pasar de manera
categórica de un Humanismo abstracto a un Humanismo Experimental, es decir, a
una filosofía que valore, dignifique, exalte y promueva al hombre dentro de su
sociedad, pero al hombre de carne y hueso… al que anhela su verdadero bienestar
y que tiene sed de felicidad y realización.
Y en
este punto hay que aclarar que cuando hablamos de generar la felicidad del
hombre no nos referimos al Humanismo Experimental como una doctrina prometedora
de utopías o que intentará resolver todos los problemas del hombre concreto,
pero es lógico que una vez que el individuo ha entendido la máxima filosofía
del Humanismo “El hombre es el progreso del hombre”, comienza a
desarrollar una Conciencia Humanista basada en una profunda sensibilidad hacia
el otro, (colectividad) pero sin hacer a un lado su propia felicidad (sano
individualismo). En este sentido se considera al Humanismo Experimental como
una filosofía transformadora, no sólo de la sociedad sino también del hombre
individual.
Tomado del libro: Conciencia Humanista
Tomado del libro: Conciencia Humanista
Autor: Gustavo Jiménez
Editorial Hominis
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