jueves, 16 de enero de 2014

El valor de la dignidad humana


Humanismo y dignidad

A diferencia de algunas ideologías que hacen del individuo un objeto de manipulación o que lo mutilan en muchos sentidos, el Humanismo Experimental enaltece la dignidad del hombre sobre la tierra, pues tiene como objetivo primordial engrandecerlo, aquí y ahora. Obviamente, esto no contradice el engrandecimiento que proclama la Religión y que tiene relación con su aspecto trascendente por el solo hecho de ser un constitutivo de materia y espíritu. Por esta razón nos oponemos a aquéllas doctrinas que reducen la vida del hombre a la materia, pues sabemos que no hemos venido aquí a terminar hundidos en la nada o en el vacío, tal como si fuéramos simples bestias del campo.
            Esto nos lleva a pensar que una ideología o un Humanismo que proclame el final del hombre como una tragedia no son confiables, y mucho menos, humana. Es importante puntualizar estos aspectos puesto que las experiencias del pasado nos han demostrado que cuando nuestro concepto del hombre está basado en un mero materialismo, es la dignidad humana la que corre los mayores riesgos.
            De por sí, con hombres de ciencia de la talla de Carlos Darwin, la dignidad fue pateada inesperada e irremediablemente. ¿Qué podría significar el hombre si para llegar a ser tuvo que pasar por un largo proceso evolutivo, y por lo tanto, en ese trayecto es imposible que haya existido la noción de dignidad? ¿O acaso por la dignidad de un organismo unicelular el hombre adquirió la superioridad, y en ello su dignidad? Habría que imaginarse a un pobre mono dignificando o engrandeciendo la naturaleza humana. A nuestro juicio, cosa imposible.

Qué es la dignidad

            Así que el Humanismo que nosotros profesamos debe caracterizarse por considerar dos aspectos significativos; por entender al hombre desde sus dos vertientes; material y espiritual, pero también porque pone en su justo lugar la dignidad de la persona. Pero no es solamente poner en su justo lugar a la dignidad, sino defenderla, proclamarla, elevarla y revalorarla, en caso contrario, caeríamos en el mismo discurso que manejan algunas ideologías aparentemente humanistas, pero que en la práctica mutilan o rebajan el papel del hombre, viéndolo en muchas ocasiones, únicamente desde el utilitarismo o el pragmatismo, algo que no necesariamente es humano.
            ¿Pero qué es la dignidad? ¿Cómo debemos entenderla? Hay que aclarar que en este aspecto coincidimos con otros pensadores al establecer que la dignidad es un nivel de superioridad del hombre, en relación a los animales y a las cosas que existen en el universo. Es un valor connatural que el hombre posee por el solo hecho de existir y el cual no debe ser sustituido ni mucho menos igualado.
            Así pues, cuando decimos que alguien ha sido privado de su dignidad, se quiere indicar que ni es respetado por el simple hecho de ser humano y que tampoco se le reconoce esa superioridad de la cual tendría que gozar gratuitamente. Esto nos viene a revelar el grado de responsabilidad que el Humanismo Experimental tiene con el hombre concreto, que en última instancia, es quien posee la dignidad en grado sumo y no el hombre abstracto, que como sabemos, existe pero únicamente como producto de la intelectualidad. Por lo que no se trata de un disfraz ideológico sino de un firme compromiso con el hombre de carne y hueso.
            Por lo tanto, respetar, elevar y revalorar la dignidad humana representa una tarea esencial que debe nacer de la voluntad humana, pero también se trata de un deber que tiene que originarse en el gran deseo de transformar la vida de los hombres, es decir, hacerles favorable la vida en este mundo.

Extracto del capítulo 2 del libro “Introducción al Humanismo Experimental”.
Autor: Gustavo Jiménez

Editorial Hominis

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