Humanismo
y dignidad
A diferencia de
algunas ideologías que hacen del individuo un objeto de manipulación o que lo
mutilan en muchos sentidos, el Humanismo Experimental enaltece la dignidad del
hombre sobre la tierra, pues tiene como objetivo primordial engrandecerlo, aquí
y ahora. Obviamente, esto no contradice el engrandecimiento que proclama la
Religión y que tiene relación con su aspecto trascendente por el solo hecho de
ser un constitutivo de materia y espíritu. Por esta razón nos oponemos a
aquéllas doctrinas que reducen la vida del hombre a la materia, pues sabemos
que no hemos venido aquí a terminar hundidos en la nada o en el vacío, tal como
si fuéramos simples bestias del campo.
Esto
nos lleva a pensar que una ideología o un Humanismo que proclame el final del
hombre como una tragedia no son confiables, y mucho menos, humana. Es
importante puntualizar estos aspectos puesto que las experiencias del pasado
nos han demostrado que cuando nuestro concepto del hombre está basado en un mero materialismo, es la dignidad humana
la que corre los mayores riesgos.
De
por sí, con hombres de ciencia de la talla de Carlos Darwin, la dignidad fue
pateada inesperada e irremediablemente. ¿Qué podría significar el hombre si
para llegar a ser tuvo que pasar por
un largo proceso evolutivo, y por lo tanto, en ese trayecto es imposible que
haya existido la noción de dignidad? ¿O acaso por la dignidad de un organismo
unicelular el hombre adquirió la superioridad, y en ello su dignidad? Habría
que imaginarse a un pobre mono dignificando
o engrandeciendo la naturaleza humana. A nuestro juicio, cosa imposible.
Qué
es la dignidad
Así
que el Humanismo que nosotros profesamos debe caracterizarse por considerar dos
aspectos significativos; por entender al hombre desde sus dos vertientes;
material y espiritual, pero también porque pone en su justo lugar la dignidad
de la persona. Pero no es solamente poner en su justo lugar a la dignidad, sino
defenderla, proclamarla, elevarla y revalorarla, en caso contrario, caeríamos
en el mismo discurso que manejan algunas ideologías aparentemente humanistas,
pero que en la práctica mutilan o rebajan el papel del hombre, viéndolo en
muchas ocasiones, únicamente desde el utilitarismo o el pragmatismo, algo que no
necesariamente es humano.
¿Pero
qué es la dignidad? ¿Cómo debemos entenderla? Hay que aclarar que en este
aspecto coincidimos con otros pensadores al establecer que la dignidad es un
nivel de superioridad del hombre, en relación a los animales y a las cosas que
existen en el universo. Es un valor connatural que el hombre posee por el solo
hecho de existir y el cual no debe ser sustituido ni mucho menos igualado.
Así
pues, cuando decimos que alguien ha sido privado de su dignidad, se quiere
indicar que ni es respetado por el simple hecho de ser humano y que tampoco se le reconoce esa superioridad de la cual
tendría que gozar gratuitamente. Esto nos viene a revelar el grado de
responsabilidad que el Humanismo Experimental tiene con el hombre concreto, que
en última instancia, es quien posee la dignidad en grado sumo y no el hombre
abstracto, que como sabemos, existe pero únicamente como producto de la
intelectualidad. Por lo que no se trata de un disfraz ideológico sino de un
firme compromiso con el hombre de carne y hueso.
Por
lo tanto, respetar, elevar y revalorar la dignidad humana representa una tarea
esencial que debe nacer de la voluntad humana, pero también se trata de un
deber que tiene que originarse en el gran deseo de transformar la vida de los hombres,
es decir, hacerles favorable la vida en este mundo.
Extracto
del capítulo 2 del libro “Introducción al
Humanismo Experimental”.
Autor:
Gustavo Jiménez
Editorial
Hominis